lunes, 2 de agosto de 2010

Cuento 1: La cabeza de Elizabeth

Capitulo 1, La suerte esta de mi lado
Por R.H.Cristóbal.2010

Domingo 31 octubre, México D.F.
CONVENCIÓN ANUAL DE COMICS.

C
arlos- ¡SUGOI! ¡La serie exclusiva en blanco y negro de Sakura-sama! ¡Soy tan feliz!
Mario- Pero ya no te alcanza, te 'gastastes' todo y no te voy a prestar dinero... no me has pagado 200 pesos de la convención pasada.
Carlos- Nani?? Anda préstame, ¡si traes lana no te hagas pendejo!
Mario- No cabrón ¿un año y no me has pagado 200 mugrosos pesos? No me jodas.

Carlos era uno de esos jóvenes que suelen verse en convenciones de comics y lugares donde la gente se junta para jugar con cartas coleccionables. Uno de esos chicos desaliñados y retraídos que aun viven en casa de sus padres y solo hablan de sus series favoritas. Son individuos discriminados y la gente les suele llamar frikis, geeks, raros, losers, otakus, etcétera.
Nuestro amigo en cuestión era un gran exponente de esta subcultura: Obeso, 160 centímetros de altura, cabello 'necio', débil visual y atolondrado de modales ridículos. Siempre con frases en japones para aparentar que habla el lenguaje de sus ídolos.
Siempre solo o con sus colegas, Carlos se hacia llamar Riuzaki el oscuro, asiduo ciudadano virtual de Gaia, un famoso titulo de MMORPG.
El dinero para sus aficiones lo saca de su madre, una mujer viuda de 50 años con una fe recalcitrantemente cristiana. Su pequeño ya tiene 33 años, pero siempre sera su niño de 15.

Mario- Güey no mames ¿que vas a hacer?
Carlos- Oh, tu chiton...

Ser brillante no era uno de los atributos de nuestro detestable amigo. Ante sus ojos estaba el objeto de su devoción, su amor platónico de toda la vida: Sakura la princesa Magica celeste o Sakura-sama como el suele llamarla con cariño. Era casi imposible conseguir esa figura especial y sería estúpido dejarla ir. En uno de sus tantos arranques de idiotez cogió la pequeña figura y sin mediar palabra corrió hacia la salida de emergencia, perdiéndose entre la multitud de fans. En su mente solo estaba escapar y a lo lejos se escuchaban los gritos del comerciante -Agarren a ese 'pinchi' ratero.- Cosa que no impidió el escape de Carlos.

Su condición física era nula, pero asombrosamente corrió 3 cuadras y al parecer los tipos de la convención no se preocuparon mucho por perseguirle, era su día de suerte.
Ya en la parada del colectivo y con más calma, Carlitos saco de su viejo morral lleno de parches el preciado tesoro. Reluciente PVC pintado a mano, visión erótica de algún artista oriental, con inclinaciones pedofilas quien creo a una graciosa chica de cabello azul y de pechos gigantes.

-¿Que acabo de hacer?... si me agarran mi mama me mata... pero lo logre y es mía, mi amada Sakura-sama, solo mía.

Ya en el colectivo, Carlos seguía siendo el mismo hombre extraño, echando vistazos a su tesoro de vez en cuando y tarareando el opening de su serie favorita.
Definitivamente era su día de suerte; una chica de secundaria o preparatoria, tal vez de algún instituto privado subió a la unidad donde viajaba. La chica era hermosa, con una cara fina y clara, de ojos verdes y nariz respingada, sus labios eran fuego encarnado; grandes y rosas. Una colegiala con un cuerpo envidiable para cualquier prostituta de la televisión, con unas tetas grandes y gordas; firmes como globos hinchados, su culo al igual que sus caderas tenían ese típico balanceo tan candente y su cabello era largo y lacio. Todo hombre amante de las hembras tenia que masturbarse después de verla. Era inevitable, la joven irradiaba sexo por todos sus poros.
Las estrellas seguían mirando con buenos ojos a nuestro protagonista y para su fortuna nadie se había sentado junto a el.
Por lo que se encontró sorprendido al darse cuenta que la pequeña diosa le pedía permiso para sentarse junto a el. Carlos ni siquiera contesto y solo se limito a hacerse a un lado para que la chica pasara. Su hermoso y perfumado culo apenas rozo el hombro de Carlos, quien extasiado por la suave sensación no pudo evitar una inminente erección y en la unidad se desprendió un molesto olor a semen, producto de sus masturbaciones nocturnas.

El bastardo se sentía el ser mas suertudo del mundo. ¿Por que limitarse? Y así Carlos comenzó a demostrar sus dotes humanos, sacando de su morral un manga y haciendo de cuenta que lo leía, de pronto hacia gesticulaciones de comprensión, tal cual entendiera los pequeños globos de texto en japones. Como si a la deliciosa hembra que lo acompañaba le importara un poco, ella solo pensaba en Edward, un vampiro 'chispeante' de moda. Mientras escuchaba equis rola de Lady Gaga en su mp4.

El destino es un dios ciego y estúpido, un caos eterno que disfruta el ponernos en situaciones inesperadas. Nadie puede saber por que, pero a veces la muerte y la suerte se cruzan. Para Carlos -como ya mencione en dos ocasiones- tenía ese día a las estrellas de su lado, deparándole un regalo aun mayor: La unidad de transporte publico en la que viajaban derrapó por la lluvia y en una curva perdió totalmente el control, cayendo sin remedio en un acantilado, arrojando a algunos pasajeros por las ventanas, para terminar estampándose violentamente contra un muro de concreto de una hidroeléctrica.
El colectivo dejó un rastro de carne y sangre, dos niños embarrados en el pavimento con el cráneo destrozado parecían apuntar hacia el sendero de muerte, como querubines a las puertas de un retablo religioso. Una pierna, trozos de cabello y viseras seguían hasta la pesada unidad, la cual quedó totalmente aplastada y con las llantas para arriba. Dentro no sobrevivió nadie, solo Carlos, quien por gracia divina solo tenia unos cuantos golpes pero ningún hueso roto; solo estaba cubierto de la sangre de los otros pasajeros. Estaba atrapado y confundido, sus oídos zumbaban y no sabia que carajos había pasado.
La lluvia era torrencial y al parecer nadie vio el accidente y para sellar con broche de oro este gran regalo de algún dios torcido y psicópata: Elizabeth, la hermosa joven aun vivía, aunque atrapada de la cintura para abajo con todas las viseras destrozadas, sin fuerza para siquiera gritar de dolor; mirando a Carlos directamente a los ojos, como suplicándole por ayuda.

En la mente de esta escoria solo había lugar para lujuria y al ver que se encontraba en perfectas condiciones se acerco a su victima indefensa. Es difícil saber si Elizabeth seguía consiente, pero dada la naturaleza de esta historia lo más probable es que así sucedía.
Ciego de lujuria, abrió a la fuerza la boca de la joven, para poder meterle su asqueroso miembro mojado y mal oliente sin piedad; el plato estaba servido, su victima no podía hacer nada para impedirlo. Carlos estaba poseso y arremetía con violencia contra la garganta de Liz, sus testículos sudados y peludos golpeaban con fuerza la nariz de la chica y su pene entraba y salia torpemente. Sin piedad, arranco como pudo los botones de la blusa de Liz, dejando libres sus enormes tetas enfundadas en un sostén rosa de corte teen, los cuales casi arranca en su frenesí sexual.
Sus tetas estaban amoratadas y aunque el asqueroso bastardo era precoz, el momento duró una eternidad para la chica.

Los cuerpos de rescate arribaron y Carlos no quería salir nunca de ese lugar, no quería perder a su nueva novia. Miró a todos lados y solo se le ocurrió coger una lamina desprendida, se dirigió a su amada y con golpes torpes comenzó a cercenar la cabeza de Elizabeth. Dicen que cuando alguien es decapitado, sigue uno consiente por un rato más, después de 5 largos minutos Carlitos logró desprender la cabeza de Liz y justo antes de que la grúa levantara la unidad volcada alcanzó a guardad la hermosa testa en su morral.

Los paramedicos se sorprendieron al ver al joven ileso en medio de metal retorcido y viseras, aferrado a su morral fue llevado a la unidad de rescate y al quererle desprender de su valioso paquete comenzó a dar gritos patéticos alegando que le querían robar sus pertenencias. La chica que intentaba ayudarle solo lo miro con desprecio y lo dejo ahí para ver si había alguien que en verdad necesitara ayuda. Momento que Carlos aprovecho para escapar de ahí.

Fin del Capitulo 1.